Sé de primera mano lo que se siente cuando tu hija, hijo conecta fácilmente con la frustración, la rabia explosiva, el miedo paralizante, la tristeza desbordante, la alegría expansiva,... Te entiendo cuando me dices que se te acaban los argumentos para convencerle de que colabore. Sus razones por hacer o no algo son casi de juez.

A menudo, te dejas la piel argumentando el porqué de una petición y debes remar, y mucho, para entusiasmar en la colaboración en casa o con sus responsabilidades, como las tareas escolares, los hábitos,... Su lógica aplastante te deja sin flotador y casi que google se ha convertido en vuestro sistema estelar para dar respuesta a todos sus porqués.

Sientes que tu hija, hijo es de espíritu libre y con 4 años se comporta y piensa como si fuera un adolescente de 15 atrapado en un cuerpo menudo.

Te suenan frases como: ¡habla como un viejo!, ¡Esto es injusto!, ¡Me aburro! o el clásico ¡No tiene lógica! o ¡No quiero, no lo entiendo!

Sé de primera mano lo que se siente cuando tu hija, hijo conecta fácilmente con la frustración, la rabia explosiva, el miedo paralizante, la tristeza desbordante, la alegría expansiva,... Te entiendo cuando me dices que se te acaban los argumentos para convencerle de que colabore. Sus razones por hacer o no algo son casi de juez.

Se caracteriza por una etapa de múltiples cambios físicos, psicológicos, emocionales y relacionales. En los que la creación de la identidad cobra protagonismo. Descubrir las altas capacidades en esta etapa aporta incertidumbre sobre el autoconcepto y lo que se espera de ella, él.

Algunos adolescentes llegan a la consulta por fracaso escolar cuando en realidad, están abducidos por un aburrimiento aplastante e identificados por sus limitaciones más que por sus fortalezas.